El día que conocimos a Esteban, el jardinero que cuida tres parterres de jardines entre las calles Villena y Torrevieja, no se llamaba Esteban.
Una semana antes estuvimos paseando por la calle Martínez Oviol a la caza de jardines vecinales. Cuando descubrimos esos tres parterres quedamos maravillados por la diversidad y colorido de las plantaciones. Resultaba evidente que no se trataba de jardines mantenidos por el servicio de zonas verdes del Ayuntamiento, así que alzamos la vista a la fachada del edifico en busca de indicios del jardinero. Por experiencia, nos hemos dado cuenta que el balcón o terraza más florida del edificio suele delatar al jardinero en la sombra.
Al levantar nuestra mirada para observar, vimos que una señora asomada a una ventana ya llevaba tiempo haciendo lo mismo con nosotros mientras tomábamos fotos de los parterres. Nos dijo que los cuidaba Esteban,un vecino jubilado que vivía en la calle Torrevieja. Nada más recibir el queo, fuimos en busca de Esteban.
Hicimos el mismo ejercicio en los parterres del edificio de Esteban, mirar a los balcones. Mientras escaneábamos la fachada apareció un hombre que llevaba en ambas manos dos bolsas de plástico llenas de comida, con la intención de entrar al portal. Le preguntamos si conocía a Esteban, el vecino que cuidaba los jardines. Nos dijo que no y por qué le buscábamos. Le contamos nuestra pasión por la jardinería vecinal, la admiración que nos despertaban las personas que mantenián los espacios verdes comunes y que queríamos conocer al jardinero que había creado esos tres maravillosos parterres.
Al oír esta palabras su gesto de “ a ver qué quieren estos” se relajó, esbozó una media sonrisa picarona y nos confesó que él era Esteban. Nos contó que nació en un pueblo de Toledo, que desde pequeño ha estado conectado con el campo, con la naturaleza, y el cuidado de estos jardines de manera altruista es una terapia para él, una conexíon con su pasado rural.
Le propusimos una entrevista más una sesión de fotos para registrar con una mirada artística la estética de los jardines. Nos comentó que quería pasar desapercibido, no despertar ningún tipo de molestia ni comentarios entre los vecinos. Estaba dispuesto a charlar con nosotros, pero de ninguna manera salir retratado.
Intentamos llevarle a nuestro terreno, pero Esteban se mostró firme con sus convicciones. Mantengamos entonces a Esteban en el anonimato, como una especie de superhéroe de barrio. Si os paseáis por Villaverde bajo y os cruzáis con un hombre con dos bolsas de plástico repletas de hortalizas, quizás sea Esteban.